Martes 30 de enero, 9:00am y suena la alarma. Listo para comenzar un nuevo día, tomo mi celular, desactivo la alarma y, como todo buen millenial, entro a una red social para ver qué novedades. Un par de frases motivacionales, un par de memes y de pronto esto:

Como todo buen “numerologo” entiendo que juzgar con un solo dato no es “justo”. Y es por ello que nos dimos a la tarea de ver que es lo que nos dicen los datos acerca del desempeño de nuestro gobierno durante este último sexenio presidencial. Cabe aclarar que no estamos a favor o en contra de ningún partido político o candidato independiente, simplemente buscamos que los datos nos ayuden a tomar mejores decisiones y despertar en ustedes una opinión crítica respecto a la decisión final de la pregunta: ¿por quién voy a votar?
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En primer lugar, hemos de comentar que el PIB=Producto interno bruto, es una medida macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción total de un país, es decir, es la cantidad total de productos y servicios que nuestro país provee expresada en pesos y centavos. Ahora bien, el hecho de que el PIB crezca o disminuya depende de una serie de factores, entre ellos: el gasto público (el del gobierno), la inversión directa (la que se traduce en nuevas fábricas, etc.), las exportaciones, y más. De igual forma, al ser una medida macroeconómica, se ve impactada por las condiciones macroeconómicas que rodean al país durante el periodo de tiempo determinado. De tal suerte que quizá (con énfasis en el QUIZÁ) un bajo crecimiento del PIB en cierto periodo sea “más admirable” que un crecimiento más alto del PIB en otro cierto periodo.
Siguiendo entonces con esta idea, quisimos adentrarnos un poco más en los datos y ver que nos podían contar. Entonces, nos fuimos a analizar los últimos 20 años de información, específicamente acerca de las inversiones en México y algunos otros datos relevantes. El panorama se ve así:

Por la simple tendencia de la gráfica cualquiera podría pensar que es algo positivo, y quizá así sea, pero expliquemos un poco cada concepto.
- El IPyC representa el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), esto quiere decir, que si hubieses invertido $1 peso en el índice, en diciembre de 1997, hoy tendrías $9.44 pesos.
- Si hubieses invertido ese peso en Certificados de la Tesorería (CETES), que son instrumentos de “cero riesgos”, hoy tendrías $5.02 pesos.
- Si hubieses cambiado ese peso a dólares, en 1997, y lo hubieses cambiado nuevamente a pesos en diciembre pasado (2017) habrías ganado $2.36 pesos por cada peso invertido.
Pero finalmente, ninguna de estas ganancias es “real” hasta que se compara con la inflación. La inflación es el aumento sostenido en los precios, lo cual afecta directamente el valor de tu dinero a lo largo del tiempo, es decir, el peso que tenías en diciembre de 1997 no compra lo mismo en diciembre del 2017. De hecho, compra menos, es decir, vale menos. De ahí la importancia de ver cada una de estas “ganancias” en términos reales, es decir, menos la inflación. En este ejemplo, nos podemos dar cuenta que el rendimiento real anual del tipo de cambio fue negativo, es decir, a pesar de que suena bien haber obtenido $2.36 pesos por cada peso invertido, en realidad no sirvió de nada porque esos pesos hoy en día valen menos que ese $1 peso que invertimos al inicio, ¿por qué? Porque la inflación obliga a que ese $1 peso de 1997 hoy valga $2.95 o más, no menos, como es el caso de la inversión en el tipo de cambio.
Ahora bien, es cierto que cada inversión tiene un riesgo asociado y este es directamente proporcional al rendimiento obtenido, es decir, invertir en CETES, dado que son “libres de riesgos”, se espera que comúnmente dé al inversionista una menor ganancia que invertir en el IPyC, pues el índice conlleva un cierto riesgo que se espera sea recompensado con mayores ganancias. Siendo así, pasamos a analizar más profundamente el mercado accionario y la historia nos cuenta esto:
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Al igual que hicimos anteriormente, analizamos los rendimientos de forma real, es decir, quitándoles el efecto de la inflación. Y creo que aquí podemos empezar a generar la reflexión: ¿cómo es que durante un periodo de crisis (2008-2010) tuvimos rendimientos positivos y durante un periodo “sin crisis” (2013-2015) tuvimos rendimientos negativos? No podemos culpar a la inflación, dado que se mantuvo en niveles similares durante los citados periodos. ¿Entonces, que pasó? Es cierto que durante este último sexenio hemos visto un deterioro en el rendimiento de nuestro mercado accionario, pero ¿qué tanto tiene esto que ver con las políticas de nuestro gobierno actual? ¿Alguno de los futuros aspirantes nos presenta propuestas que pudieran revertir estos indicadores a niveles más positivos?
Si volvemos a abrir un poco la toma y analizamos el panorama general de inversiones, centrándonos únicamente en este último sexenio, podemos observar lo siguiente:

Ahora bien, el rendimiento negativo del mercado accionario ya lo habíamos visto, pero que tal el rendimiento del tipo de cambio ¿es bueno que el peso haya estado devaluado frente al dólar? ¿qué pasará si USA sale del NAFTA (North American Free Trade Agreement)? ¿qué sucede si, como dijeron la semana pasada las autoridades estadounidenses, aceptan una pequeña devaluación del dólar? ¿le favorece al peso? ¿qué pasaría con la balanza de pagos?…
Es cierto que estamos en época electoral, pero eso no es solo una moda o una temporada de ofertas, sino un momento de mucha reflexión. Estos no son todos los datos que podemos explotar acerca de este último sexenio y también es cierto que no todo son “preocupaciones” pero es crucial tomarnos el rol de la reflexión de una manera más seria durante este periodo, sobre todo ante la facilidad de acceso a la información.
En fin, visítanos en nuestras redes y cuéntanos ¿por quién piensas votar y por qué? ¿qué te ha parecido el desempeño de nuestro gobierno en este último sexenio? ¿cuál crees que sea la solución hacia futuro, más allá de las próximas elecciones?
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