¿Cuánto es barato? ¿Cuánto es caro? ¿Por qué si estoy vendiendo no me sale para pagar las quincenas? Después de años de dar conferencias y workshops sobre procesos comerciales y consumir más del doble de contenido alrededor de canales de venta, comercialización, marketing y demás nos encontramos con que uno de los dilemas más comunes y de los menos abordados es el tema del famoso precio o pricing en inglés. ¿Cómo establecer el precio de mi producto o servicio? Eso es de lo que hablaremos en esta columna del blog Datlas.
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El punto de partida, como muchos de los temas que abordamos, es que existen diversas metodologías para poder establecer el precio de cualquier producto o servicio. Algunas de las más comunes son:
- Costos más Ganancia
Esta técnica implica calcular todos los costos asociados con la producción del producto o la prestación del servicio. Estos costos pueden ser clasificados como directos o indirectos, fijos o variables, pero invariablemente todos los costos se deben de tomar en cuenta. Es importante recordar que cuando hablamos de costos directos nos referimos a conceptos como: materiales y mano de obra directa. Por otro lado, cuando hablamos de costos indirectos nos referimos a conceptos como: gastos generales y administrativos. De igual forma, cuando hablamos de costos fijos nos referimos a conceptos como: renta del edificio, luz, agua. Mientras que cuando hablamos de costos variables nos referimos conceptos como: horas de uso de las maquinas, materia prima consumida por tonelada de producción. Al final, cuando ya se tienen todos los costos calculados se le suma de manera directa un monto de ganancia deseado, ya sea como porcentaje o como monto monetario directo. Ahora bien, veamos ejemplos rápidos:
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Ejemplo de producto – Una hamburguesa: sumas el costo del pan, la carne, los condimentos, el carbon (porque si, deben ser al carbón porque #regios), los minutos que el chef invirtió en cocinarla y finalmente te da un total de $40 pesos mexicanos (MXN). A eso le sumas un 25% de ganancia y finalmente tienes un precio al público de $50 MXN
Ejemplo de servicio – Asesoría legal para hacer un contrato: sumas el costo de la luz de la oficina, la renta, una tarifa por hora del tiempo del abogado o asesor legal y finalmente te da un total de $2,000 MXN. A eso le agregas tu 35% de ganancia y te da un precio final al público de $2,700 MXN
Ahora bien, en esta primera técnica es importante tomar en cuenta que existen conceptos que se suelen no traducir en costos, pero que son muy relevantes a la hora de ponerle el precio a algunos productos o servicio, como por ejemplo: el costo de financiamiento y el costo de adquisición del cliente. El costo del financiamiento tiene que ver con ese costo de oportunidad al momento de tener que aceptar las condiciones del cliente que te pide entregarle hoy su producto o darle su servicio y te paga hasta dentro de 30 días. Mientras que el costo de adquisición del cliente (CAC) tiene que ver con el costo del esfuerzo de adquirir un nuevo cliente a partir de todos los esfuerzos de marketing, prospección, etc. En el caso de quienes somos proveedores de servicios B2B estos dos conceptos pueden hacer la diferencia entre un precio que nos de utilidades o un precio que nos lleve a la quiebra.
2. Precio Basado en la Demanda: Aquí se establece el precio según la disposición que tengan los clientes para pagar por el producto o servicio. Ahora bien, ¿Cómo le hacemos para saber la disposición que tienen los clientes para pagar? Existen varias maneras de hacerlo, siendo la más común realizar estudios de mercado y análisis de la elasticidad del precio para determinar cuánto están dispuestos a pagar los consumidores por el valor percibido del producto o servicio. Ahora bien, veamos ejemplos rápidos:
Ejemplo de producto – Una botella de agua o refresco en pleno festival de música después de 4 horas. Seguramente esa agua de $15 MXN se convertirá en una botella más cara que las que compras en el antro para festejar tu cumpleaños un fin de semana (bueno, no tan cara, pero sí más del doble)
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Ejemplo de servicio – Una boleada de zapatos/tenis en pleno aeropuerto o en un hotel o afuera de un restaurante lujoso. Te aseguro que ese servicio de $50-100 MXN en el centro, se convertirá en un servicio premium con productos organicos, artesanales o lo que sea para terminar costando el doble o más
3. Precio Basado en la Competencia: Consiste en fijar el precio de un producto o servicio en función de lo que están cobrando los competidores por productos similares. Esto puede implicar fijar precios por debajo, al mismo nivel o por encima de los competidores, dependiendo de la estrategia de posicionamiento de la marca. Y aquí podemos irnos directo a los ejemplos:
Ejemplo de producto – El kilo de arroz o frijoles en cierta tienda de autoservicio que se promociona como «la más baja» es siempre contar con la referencia de un competidor (la otra tienda) y ofrecerlo por lo menos 10% más barato. ¿Por qué? Para «robarle» mercado a la competencia
Ejemplo de servicio – El típico taller mecánico de colonia que te pide la cotización que te dio la agencia y casi en automático te da un 40% de descuento justificando que «acá no se pagan tantos costos fijos»
En cualquiera de los casos, como negocio debes cuidar que tus niveles de costos de producción sean lo suficientemente bajos como para soportar que aún con los descuentos que das frente a tu competencia haya un margen de ganancia digno para tu organización
Finalmente no olvidemos que existen otras técnicas que se enfocan en la forma de presentar el precio al cliente final y toman en cuenta cuestiones psicológicas, estrategias de penetración de mercado, aumento incremental del precio, etc. Pero todas ellas deben tomar como punto de partida un calculo de precio inicial para poder generar esos posicionamientos.
No olvides que cada organización y situación puede requerir una o varias de estas técnicas, y es importante considerar varios factores desde tu mercado meta (B2B vs B2C) hasta el prestigio de tu marca.
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